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LLORANDO EN CHUECA [OUTFIT]


Estaba de camino a mi casa, en el bus, cuando recibí un Whatsapp de mi amigo, me respondía el mensaje que le había enviado antes, me decía que sí nos podíamos ver, entonces me baje del bus y me fui a Chueca que fue donde quedé con Jesús. Después de encontrarnos, dimos par de vueltas y pillamos una mesa en una terraza, en toda la plaza de Chueca.

A eso de las 17:43 empezamos a tomarnos las primeras dobles, el camarero nos llevó una papas fritas de paquete, para acompañar las cervezas. Como siempre cuando estoy con Jesús hablamos de muchos temas, nos ponemos al día y conversamos casi siempre de espiritualidad. Son muy sabrosas y profundas las conversaciones con él.

El tiempo fue pasando y oscureció sin darnos cuenta, de pronto me empecé a sentir triste, no había un motivo, fui al baño para también buscar mi celular, se lo había dado a la camarera para que me cargará la batería. Volví a la mesa, le dije a mi amigo como me sentía, él hizo un gesto muy bonito, bloqueó su celular y empezó a hacerme preguntas para ver porque me sentía así...

No recuerdo que dijo que se me salieron dos lagrimas, e inmediatamente me abrazó, me apoyo en ese momento, pero sé que cuando me siento así, lo mejor para mi es caminar y respirar. En ese momento un amigo me escribió "me siento muy triste y decepcionado", le respondí "¿Quieres que vaya?, para que drenes", el me dijo "Hombre, vente, siempre tu buena vibra sienta bien". Un amigo me necesitaba, así que pedimos la cuenta, pagamos, le agradecí a Jesús por estar en ese momento para mi y nos despedimos.  Inmediatamente empecé a llorar, estaba llorando en Chueca y mis lagrimas caían sobre el jersey de lana de tonos morados, turquesa y blanco, una que otra cayeron sobre mis zapatos morados que combiné con el jersey.



En cuestión de segundos se me pasó por la mente mi amiga Andreína, así que la llamé, sin antes avisarle que lo haría. Ahora voy llamando a las personas, sin avisar por whatsapp. Afortunadamente me atendió, ella tiene un poder muy grande, el solo hecho de verla ya me calma, me da paz. Por supuesto le empecé a contar lo que me pasaba y mientras lo hacía encontré el motivo, me sentía solo, sentía miedo. En fin allí estaba ella dando sus palabras de aliento para hacerme entender que todo estaba bien.

La conversación con Andreína duró unos 25 minutos, el tiempo que me tardé caminando hasta la casa de mi amigo, cuando llegué ya me sentía mejor, estaba más calmado. Así que poco a poco le transmití mi energía a mi amigo que estaba triste. Al final de la noche decidimos fumar, recuerdo claramente que nos reímos demasiado, me sentí feliz y nos quedamos dormidos viendo una película.


Cuando te sientas triste, llama a alguien importante para ti, es necesario hablar. 


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